17 mar 2010

FESTIVIDAD DE SAN JOSE

 En medio de la cuaresma se presenta la fiesta de San José, esposo de la Virgen María y padre adoptivo de Jesús, que es una explosión de alegría en medio de la austeridad cuaresmal. En todo el mundo hispánico, es patrón de numerosas ciudades y de muchas personas. Y en nuestro caso particular, da nombre y es Patrón de nuestra Sede Canónica; La Escuela de San José.


San José es el Patrono de la Iglesia universal. Ese patronazgo lo instituyó el Papa Pío IX, en 1870. Más recientemente, el admirado pontífice Juan XXIII introdujo su nombre en el Canon romano, que es un parte de la misa que se reza igual en todos los países y en todos los idiomas. En las lecturas lo que se refleja fundamentalmente es que Jesús pertenece al linaje de David a través de su padre adoptivo, José, que pertenecía a esa Casa. Y por ello se produce el Nacimiento de Jesús en Belén. La pequeña ciudad de Judea era la patria del Rey David. En el Segundo Libro de Samuel se refleja la promesa de reino perpetuo que Dios ofrece a la descendencia de David. En el Salmo 88 que acabamos de proclamar se confirma ese mismo linaje perpetuo. San Pablo menciona a Abrahán como padre de todas las descendencias. Hemos recordado al Patriarca en la misa de ayer, Segundo Domingo de Cuaresma, pero la promesa de Dios para Abrahán es similar a la realizada con David. Jesús es “primero de todos”, el primogénito de dicha descendencia.

Mateo nos cuenta que fue Jacob quien engendró a José y así Jesús recibe la herencia antigua. Y nos relata el mundo de dudas en el que se vio inmerso San José ante la futura maternidad de la Virgen. Para sacarle de dudas se le parece un ángel en sueños que, además, la llama “José, Hijo de David, confirmándose una vez más el linaje que es portador de la promesa divina. Y esa visita del ángel del Señor es paralela y coincidente con la presencia de Gabriel ante la Virgen María en el momento de la Anunciación. El fruto del vientre de María procede del Espíritu Santo y vendrá al mundo para salvar al pueblo de su pecado.

¡Que la intercesión de José de paz y alegría a todas las familias del mundo!

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