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EVANGELIO DEL DOMINGO
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2 de Junio 2013
FESTIVIDAD DEL CORPUS CHRISTI
(C)
Lucas, 9, 11 - 17
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+Lectura de la Buena Noticia según San Lucas
En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino
de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron
a decirle: «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor
a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.»
Él les contestó: «Dadles vosotros de comer.» Ellos
replicaron: «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran
unos cinco mil hombres.
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos..
Jesús dijo a sus discípulos: «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.»
Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos..
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Hay
procesiones que van por dentro, y las hay que van por fuera. Hay incluso
algunas que yendo por dentro, no se pueden disimular en las afueras. Así sucede
con esa doble procesión: la de Jesús en la Eucaristía y la de los pobres con
sus pobrezas. La fiesta del Corpus Christi significa que Jesús ha venido a
saciarnos las hambres, todas esas hambres en las que nos dejan vacíos, en medio
de una abundancia rabiosamente insuficiente. Cuando una muchedumbre hambrienta
se abalanzó sobre los discípulos y ellos les querían despedir para que no les
complicasen la vida ni les aligerasen la bolsa. Jesús les provocó eso mismo:
“dadles vosotros de comer”. No era un problema de Dios, nada más, no era un
problema de las autoridades únicamente. Era un problema de ellos, porque
aquella hambre, Jesús se la confiaba a sus discípulos. Ellos pusieron la
poquedad de unos panes y peces, y con eso el Señor repartió su grandeza hasta
la saciedad.
Jesús viene como el Pan definitivo que el
Padre envía, para saciar el hambre más profunda y decisiva: la del corazón, el
hambre de vivir y de ser feliz. La carne y la sangre de la que habla Jesús no
es una invitación a una extraña antropofagia, sino un modo plástico de indicar
que Él no es un fantasma, sino alguien vivo. Y su Persona viva es el Pan que el
Padre da. Esto significa adherirse a Jesús, entrar en comunión de vida con Él,
compartiendo su destino y su afán, ser su discípulo, vivir con Él y seguirle.
Pero atender a Jesús, seguirle, nutrirse
en Él, no significa desatender y abandonar a los demás. Torpe coartada sería
ésa de no amar a los prójimos porque estamos "ocupados" en amar a
Dios. Jamás los verdaderos cristianos y nunca los auténticos discípulos que han
saciado las hambres de su corazón en el Pan de Jesús, se han desentendido de
las otras hambres de sus hermanos los hombres. Por eso comulgar a Jesús no es
posible sin comulgar también a los hermanos. No son la misma comunión, pero no
se pueden separar. Como decía aquel dicho puesto al revés para describir en
buena medida a nuestro mundo aparentemente satisfecho: “dame un poco de hambre,
que me estoy muriendo de pan”. Porque más allá del espejismo de tantas ofertas
hinchadas, que el consumo nos sirve a domicilio y con facilidades de pago, que
en la medida que más las acumulamos más vacíos nos dejan, está la realidad-real
de las personas en esta sociedad del tener insolidario que deja triste nuestra
alma y solo el corazón.
Jesús nos pregunta hoy en esta fiesta del
Corpus Christi: ¿de qué tienes hambre? ¿cómo la sacias? Dos mil años después la
humanidad sigue teniendo hambre en tantos sentidos. Y dos mil años después
unos responden entreteniendo, distrayendo las hambres del cuerpo y las del
alma. Jesús no fue un demagogo sino que fue a la raíz del problema: Yo soy el
Pan de vuestra vida. Y desde ese ejemplo de quien va por delante, nos dijo y
nos dice: ahora, darles vosotros de comer. Cambia el escenario, pero el drama
sigue siendo el mismo, como es la misma su feliz resolución.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo
de Oviedo
ORACION DE LOS FIELES
1.
Por la iglesia para que celebre para sus hijos y con
ellos la eucaristía en todos los rincones del mundo.
Roguemos al Señor.
2.
Por los gobernantes de las naciones para que respeten el
derecho de los ciudadanos a reunirse y da culto a Dios.
Roguemos al Señor.
3.
Por nuestra Hermandad y por la comunidad de Hermanos de
LA Salle para que alimentados con el pan de vida sirvamos a los hermanos y
sirva de aumento de la vocaciones.
Roguemos al Señor.
4.
Por todos los enfermos de la Hermandad para que se
sientan reconfortados con la ayuda de Dios y la nuestra.
Roguemos al Señor.
5.
Por todos los pobres del mundo, los que carecen de pan y
de lo más necesario para vivir, para que sean socorridos por los países ricos y
por nosotros.
Roguemos al Señor.
6.
Por todos los difuntos de nuestras familias y de la Hermandad
para que el Señor los siente a la mesa del banquete eterno.
Roguemos al
Señor.
Señor, siempre atento a nuestras
necesidades, deseamos que estas súplicas sean bien recibidas por Ti, Dios Padre
Nuestro, con la seguridad de que Tú siempre escuchas a tus hijos.
Y te lo pedimos por Cristo nuestro
Señor.
Amén.
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