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EVANGELIO DEL DOMINGO
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17 de Marzo 2013
5º DOMINGO CUARESMA (C)
Juan, 1-11
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Lectura de la Buena Noticia según San Juan
En aquel tiempo, Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se
presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él, y, sentándose,
les enseñaba. Los escribas y los fariseos le traen una mujer sorprendida en
adulterio, y, colocándola en medio, le dijeron: "Maestro, esta mujer ha
sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a
las adúlteras; tú, ¿qué dices?" Le preguntaban esto para comprometerlo y
poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, escribía con el dedo en el suelo.
Como insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: "El que no tiene
pecado, que le tire la primera piedra." E inclinándose otra vez, siguió
escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron escabullendo uno a uno, empezando por
los más viejos. Y quedó solo Jesús, con la-mujer, en medio, que seguía allí
delante. Jesús se incorporó y le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores?;
¿ninguno te ha condenado?" Ella contestó: "Ninguno, Señor."
Jesús dijo: "Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques
más."
TODOS NECESITAMOS PERDÓN
Según su costumbre, Jesús ha
pasado la noche a solas con su Padre querido en el Monte de los Olivos.
Comienza el nuevo día, lleno del Espíritu de Dios que lo envía a
"proclamar la liberación de los cautivos...y dar libertad a los oprimidos.
Pronto se verá rodeado por un gentío que acude a la explanada del templo para
escucharlo.
De pronto, un grupo de
escribas y fariseos irrumpe trayendo a "una mujer sorprendida en
adulterio". No les preocupa el destino terrible de la mujer. Nadie le
interroga de nada. Está ya condenada. Los acusadores lo dejan muy claro:
"La Ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. Tú, ¿qué dices?
La situación es dramática: los
fariseos están tensos, la mujer angustiada, la gente expectante. Jesús guarda
un silencio sorprendente. Tiene ante sí a aquella mujer humillada, condenada
por todos. Pronto será ejecutada. ¿Es esta la última palabra de Dios sobre esta
hija suya?
Jesús, que está sentado, se
inclina hacia el suelo y comienza a escribir algunos trazos en tierra.
Seguramente busca luz. Los acusadores le piden una respuesta en nombre de la
Ley. Él les responderá desde su experiencia de la misericordia de Dios: aquella
mujer y sus acusadores, todos ellos, están necesitados del perdón de Dios.
Los acusadores sólo están
pensando en el pecado de la mujer y en la condena de la Ley. Jesús cambiará la
perspectiva. Pondrá a los acusadores ante su propio pecado. Ante Dios, todos
han de reconocerse pecadores. Todos necesitan su perdón.
Como le siguen insistiendo
cada vez más, Jesús se incorpora y les dice: "El que esté sin pecado,
que le tire la primera piedra". ¿Quiénes sois vosotros para condenar a
muerte a esa mujer, olvidando vuestros propio pecados y vuestra necesidad del
perdón y de la misericordia de Dios? Los acusadores "se van retirando
uno tras otro". Jesús apunta hacia una convivencia donde la pena de muerte
no puede ser la última palabra sobre un ser humano. Más adelante, Jesús dirá
solemnemente: "Yo no he venido para juzgar al mundo sino para salvarlo".
El diálogo de Jesús con la
mujer arroja nueva luz sobre su actuación. Los acusadores se han retirado, pero
la mujer no se ha movido. Parece que necesita escuchar una última palabra de
Jesús. No se siente todavía liberada. Jesús le dice "Tampoco yo te
condeno. Vete y, en adelante no peques más".
Le ofrece su perdón, y, al
mismo tiempo, le invita a no pecar más. El perdón de Dios no anula la
responsabilidad, sino que exige conversión. Jesús sabe que "Dios no quiere
la muerte del pecador sino que se convierta y viva".
DISCERNIMIENTO, DIÁLOGO Y ORACION
Para la revisión de vida
ü ¿Cómo es mi trato con las personas:
hombres o mujeres? ¿Qué es lo que yo realmente más valoro en ellos/as?
ü ¿Soy propenso a condenar a otros con
facilidad? ¿Qué piedras son las que arrojo cada día a las personas que viven o
trabajan conmigo?
ü ¿Soy capaz de perdonar “sin pasar
factura” a los que me ofenden?
ü ¿A quién condeno yo hoy? ¿Cuáles son las
piedras que arrojo a los demás?
Para la oración de los fieles
Responderemos: “Despierta,
Señor, nuestra solidaridad y nuestra compasión”
v Para que tengamos entrañas de misericordia
ante todos los que sufren.
v Para que sintamos como en la propia carne
las alegrías y tristezas de los hombres y mujeres que nos rodean.
v Para que seamos especialmente sensibles
al dolor y al sufrimiento de los más pobres…
v Para que nuestra vida sea “consuelo” de
todos los que nos encontremos en el camino de la vida.
v Para que tengamos claros nuestros valores
y nuestras opciones fundamentales según el evangelio.
Oración comunitaria
Haz Señor que en medio de los tiempos que vivimos nuestros
corazones estén firmes en las grandes Causas y Opciones que nos orientan, para
que entre las dudas y las sombras, siempre encuentren “aquella Paz” que
consuela con consuelos inefables. Enséñanos a perdonar y salvar. Nosotros te lo
pedimos inspirados en Jesús, nuestro hermano mayor, Transparencia de tu amor.
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